¿CONOCES la historia de los Adventistas del Séptimo Día Libre? ¿Sabes quiénes son? ¿Y por qué se separaron de la Conferencia General, la que hoy es llamada Corporación Adventista? A través de la siguiente panorámica podrá usted conocer su historia y lo que provocó su retirada de la Organización o Corporación ASD.
HISTORIA DENOMINACIONAL DE LA IASD LIBRE MUNDIAL
TOQUE LA FOTOGRAFÍA
____________________________________
A continuación, conozca la historia y las razones
que nos llevaron a formar nuestra Iglesia
Adventista del Séptimo Día Libre "MONTAÑA DE ZIÓN" en Venezuela. De paso, es la iglesia pionera ASD
Libre del país.
LA Iglesia Adventista del Séptimo Día
Libre “Montaña de Zión” nace
de la imperiosa necesidad de entender que no podemos llegar a la conclusión de
nuestro existir centrándonos en nosotros mismos. DIOS es nuestro punto de
partida, nuestro Ayudador, nuestro Maestro, nuestro Sustentador, nuestra guía y
nuestra única esperanza. Existimos tan solo porque Él desea que existamos.
Fuimos creados por DIOS y hasta que no Le entendamos nuestra vida no tendrá
ningún sentido.
Solo
en Él encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro propósito, nuestro
significado y nuestro destino. Cualquier otra ruta, terminaría en un callejón
sin salida.
Vivir
para dejar un legado terrenal es una meta sesgada que revela muy poca visión.
Todo logro personal es superado tarde o temprano, las marcas se rompen, la
reputación se desvanece y los homenajes se olvidan. El uso más sabio de
nuestro tiempo es que edifiquemos un legado eterno.
No
fuimos creados y puestos en la tierra para ser recordados, sino para prepararnos
para la eternidad. La vida aquí en la tierra es sólo el ensayo antes de la
verdadera actuación. Estaremos mucho más tiempo al otro lado de la
muerte, en la eternidad, que aquí en este enfermo y moribundo
planeta de maldad.
La
tierra es el escenario, la escuela primaria, el ensayo para nuestra vida en la
eternidad. Los ejercicios, el entrenamiento antes del partido, el trote de
calentamiento antes que la carrera empiece. Esta vida es el preámbulo de la que
viene.
Cuando
medimos nuestro tiempo en la tierra, comparado con la eternidad, es como un
abrir y cerrar de ojos, pero las consecuencias del mismo duran para siempre. La
manera en que definamos nuestra vida en esta tierra determinará nuestro
destino.
Nuestra
ciudadanía en el reino de los cielos no depende de que nuestros padres hayan
sido piadosos cristianos, porque la salvación no se hereda, ni de
la religión que uno profese, ni de cuanto se sepa de religión, ni de cargo
alguno que se ocupe en la estructura eclesiástica, por más elevados e importantes
que sean, *depende fundamentalmente del hecho de nacer de nuevo*.
El nuevo
nacimiento es un milagro de nuestro SEÑOR Jesucristo, que nos regenera
y nos capacita para Su reino. Como hemos dicho, ¡no se hereda!
Es
evidente que no lo puede dar la iglesia, ninguna iglesia. Es obvio que no
proviene de un conocimiento teórico de la religión. Tampoco depende, como
acabamos de decir, del puesto que ocupemos en la jerarquía eclesiástica. Este
maravilloso milagro sólo se produce cuando aceptamos por la fe a JESÚS nuestro
SEÑOR como nuestro Salvador personal y le entregamos incondicionalmente nuestra
vida. Ese fue el mensaje del SEÑOR a Nicodemo. [Juan 3].
Cuando
le conocemos, Cristo nos hace libres. Cuando acudimos a Él, lo aceptamos como
nuestro Salvador y accedemos andar en Sus caminos cumpliendo todos Sus
mandamientos, se cumple lo dicho por el apóstol Juan,
“[…] conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres” (Juan 8:32).
Trabajar
para comunicar la verdad bíblica genuina, como obreros o congregación de sostén
propio, no significa que estemos apostatando. Porque apostatar significa: ir
en contra, desvirtuar, descalificar, menospreciar, cambiar, minimizar,
metamorfosear y mutilar esa preciosa VERDAD contenida en las Sagradas
Escrituras.
Ser
parte de la obra organizada denominacional no nos da una experiencia espiritual
superior, y ser parte de la obra de sostén propio congregacional también
organizada no nos convierte en cristianos de segundo nivel.
En
ambas ramas de la obra los obreros necesitan estar en el proceso de
santificación y transformación diaria a través de la comunión y la obediencia a
los principios de DIOS.
Con
todo ello, creo que se hace necesario mencionar que estamos convencidos de que
la “Iglesia Adventista del Séptimo Día Libre” es una organización
apegada a la fidelidad y lealtad a la verdad eterna e inmutable de DIOS.
En
tal sentido, la verdad no la posee una sola y exclusiva
iglesia o institución en particular, negativo, dice la Escritura que… [Jesucristo
y Su Palabra representan esa verdad] (Juan 14:6 y Juan 17:17), y todo
aquel, sea ministerio de sostén propio o miembro de iglesia organizada que
honre la voluntad del Creador de los cielos y la tierra a través de la
obediencia a Sus santos preceptos y mandamientos, de igual manera,
es pueblo de DIOS, y de paso, debemos recalcar y subrayar que la salvación es
individual (1 Pedro 4:18).
DIOS
no salva iglesias, concilios ni sanedrines, DIOS salva individuos que se apegan
a Su verdad, de hecho, en el Juicio Investigador que se libra
en estos momentos en el santuario celestial se señala que “los libros
fueron abiertos” en el cielo, (Daniel 7:10 y Apocalipsis
20:12), donde
existen los registros de cada individuo que el Juez del universo revisará de
manera unipersonal, no colectivos.
Entonces,
decir que un creyente debe pertenecer a una denominación en particular, como
única en el planeta, para salvarse, es una vulgar mentira y es caer en el mismo
error que han caído los jerarcas de la Iglesia Católica Apostólica Romana,
cuando sostienen que para salvarse es necesario pertenecer a dicha
organización, nada más lejos de la verdad (Eso solo puede catalogarse
como manipulación y chantaje).
DIOS tiene un pueblo hoy en día como lo tuvo en la
antigüedad. Reseñan los
Testimonios:
“DIOS posee una iglesia. No es una gran catedral,
ni la iglesia oficial establecida, ni las diversas denominaciones; sino el
pueblo que ama a DIOS y guarda Sus mandamientos. […] Aunque Cristo esté aún
entre unos pocos humildes, esta es Su iglesia, pues sólo la presencia del
Alto y Sublime que habita la eternidad puede constituir una iglesia” (ATO.
28 octubre).
La Biblia dice: “Otra vez os digo, que, si dos de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o
tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo
18:19-20).
En
los peores momentos de apostasía, DIOS levantó hombres y mujeres fieles que
llamaron a Su pueblo a volver a su DIOS. Y, aunque reprendidos y castigados,
DIOS los siguió considerando Su pueblo. Cuando Judá tenía un rey temeroso de
DIOS y obediente a Su ley, la prosperidad material y espiritual se derramaba
sobre ellos. Cuando su rey se apartaba de los caminos de la justicia y la ley,
la maldad, la escasez y la miseria oprimían al pueblo.
DIOS
no ha cambiado, y hoy en día nos llama a levantar los brazos de un liderazgo
que activamente promueva un reavivamiento y una reforma en
el pueblo de DIOS.
Debemos
reconocer que tanto en los ministerios de sostén propio, como en la
obra fiel organizada denominacional, hay hombres y mujeres de DIOS,
comprometidos con la verdad y deseosos de ver la obra finalizada para así
apresurar la segunda venida de Cristo, nuestro SEÑOR, y ver el fin del gran
conflicto.
Y
desde el punto de vista de alguna Organización Mundial, eso lo vemos a través
del apoyo que le da la Iglesia Adventista del Séptimo Día Libre a
todas las congregaciones, que de manera autónoma, responsable y apegadas
fielmente a los mandamientos de DIOS, desempeñan funciones que apoyan la obra
de DIOS. Dichas iglesia son de carácter congregacional (de sostén
propio), es decir, no
dependen ni reciben ningún tipo de salario o remuneración por parte de cúpulas
ni Organizaciones eclesiásticas que se apropian de todo el recurso económico
que manejan estas congregaciones, y que limitan considerablemente la
oportunidad de que crezcan libres y espontáneamente para desempeñar la misión
encomendada por DIOS, acción perjudicial que lo único que hace es mantener un
aparato administrativo burocrático, inútil e ineficaz.
Sería
una injusticia no reconocer la posición de la prolífica sierva de DIOS, Elena
de White, cuando
también escribió lo siguiente:
“El hecho de que alguno no obre en todas las cosas
conforme a nuestras ideas y opiniones personales no nos justifica para
prohibirle que trabaje para DIOS. Cristo es el gran Maestro; nosotros no
hemos de juzgar ni dar órdenes, sino que cada uno debe sentarse con humildad a
los pies de JESÚS y aprender de Él. Cada alma a la cual DIOS ha hecho
voluntaria es un conducto por medio del cual Cristo revelará Su amor
perdonador. ¡Cuán cuidadosos debemos ser para no desalentar a uno de los que
transmiten la luz de DIOS, a fin de no interceptar los rayos que Él quiere
hacer brillar sobre el mundo!” [El Deseado de todas las gentes 405.3].
El
mismo SEÑOR Jesucristo no se unió al sanedrín de la época, y jamás impidió que
otros predicaran en Su Nombre:
"Juan
le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera
demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos
seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga
milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es
contra nosotros, por nosotros es. Y cualquiera que os diere un vaso de
agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su
recompensa.” (Marcos 9:38-41).
Cada
quien tiene el derecho de trabajar y desarrollarse conforme al llamado que DIOS
le ha hecho. En ese sentido, si los hombres nos prohíben hacer esta obra,
entonces podemos decir, como los apóstoles:
"Juzgad
si es justo delante de DIOS obedecer antes a vosotros que a DIOS; porque no
podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:19).
Ante
cualquier actitud de carácter antagónica, la nuestra más bien debe estar
centrada y enfocada con el ímpetu de apoyar y coadyuvar a todo individuo u
organización religiosa que cumpla y enseñe que los mandamientos de DIOS están
vigentes por la eternidad y que se mantiene fiel a la voluntad de DIOS.
Esa es la verdadera unidad en el Espíritu. Unánimes en la verdad y la sana y auténtica
doctrina, sin negarle el derecho a todo aquel que desee trabajar en favor de
ese cometido, para no pasar a engrosar las filas de los que se perderán.
Recordemos
que la misma Santa Palabra hace referencia que para el final de los tiempos
nuestro Señor Jesucristo vendrá por un pueblo que guarda los
mandamientos de DIOS y tiene la fe de JESÚS.
Si
examinamos bien el texto podremos notar que este no hace referencia de una
denominación en particular, ni de colores, razas, linajes ni organizaciones
eclesiásticas en particular, inequívocamente señala es a un pueblo, definidos
por “guardar celosamente la fe y los mandamientos de DIOS”.
“Aquí está la
paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de DIOS y la fe de
JESÚS”. [Apocalipsis 14:12].
Nuestra Visión y Misión
La Iglesia Adventista del Séptimo Día
Libre “MONTAÑA DE ZIÓN” existe
para servir y honrar a DIOS y, en Su dependencia, proclamar al mundo Su verdad,
integrar en su familia los que creen, reproducir en ellos el carácter de
Jesucristo y equiparlos para Su servicio.
Nuestro lema es:
“El tiempo es corto y el mensaje de la Verdad
Presente debe ser esparcido al mundo entero como hojas de otoño y con
la sagacidad, la perspectiva y la velocidad de un águila”.
Un nuevo amanecer se aproxima a la humanidad
y todo lo que escrito está en el Sagrado Libro se está cumpliendo al pie de la
letra y con sorprendente precisión declarando que este mundo está llegando a su
fin. Por tanto, el pueblo cristiano genuino, que tiene fe y esperanza, se
levanta y con voz de trompeta proclama el Clamor Final del Evangelio Eterno
dando un llamado de arrepentimiento y misericordia a todas las naciones,
tribus, lenguas y pueblos, anunciando el poder de la Gracia salvadora de Cristo
y la perpetuidad de Su Santa Ley, a desvincularse radicalmente del sistema
pagano llamado Babilonia, así como el anuncio de Su inminente retorno a esta
tierra en gloria y majestad como triunfante Rey del universo sobre el pecado y
la muerte.
Todo
contenido en (Apocalipsis 14:6-12).
Atentamente,
No hay comentarios:
Publicar un comentario