Reseña histórica


¿Conoces la historia de los Adventistas del Séptimo Día Libre? ¿Sabes quiénes son? ¿Y por qué se separaron de la Conferencia General, la que hoy es llamada Corporación Adventista? A través de la siguiente panorámica podrá usted conocer su historia y lo que provocó su retirada de la Organización o Corporación ASD

HISTORIA DENOMINACIONAL DE LA IASD LIBRE MUNDIAL

TOQUE LA FOTOGRAFÍA 

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A continuación conozca la historia y las razones que nos llevaron a formar nuestra Iglesia Adventista del Séptimo Día Libre "MONTAÑA DE ZIÓN" en Venezuela. De paso, es la iglesia pionera ASD Libre del país.

    LA Iglesia Adventista del Séptimo Día Libre “Montaña de Zión”, nace de la imperiosa necesidad de entender que no podemos llegar a la conclusión de nuestro existir centrándonos en nosotros mismos. DIOS es nuestro punto de partida, nuestro Ayudador, nuestro Maestro, nuestro Sustentador, nuestra guía y nuestra única esperanza. Existimos tan solo porque Él desea que existamos. Fuimos creados por DIOS, y hasta que no Le entendamos, nuestra vida no tendrá ningún sentido.

Solo en Él encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro propósito, nuestro significado y nuestro destino. Cualquier otra ruta, terminaría en un callejón sin salida.    

Vivir para dejar un legado terrenal es una meta sesgada que revela muy poca visión. Todo logro personal es superado tarde o temprano, las marcas se rompen, la reputación se desvanece y los homenajes se olvidan. El uso más sabio de nuestro tiempo, es que edifiquemos un legado eterno.

No fuimos creados y puestos en la tierra para ser recordados, sino para prepararnos para la eternidad. La vida aquí en la tierra es sólo el ensayo antes de la verdadera actuación. Estaremos mucho más tiempo al otro lado de la muerte, en la eternidad, que aquí en este enfermo y moribundo planeta de maldad.

La tierra es el escenario, la escuela primaria, el ensayo para nuestra vida en la eternidad. Los ejercicios, el entrenamiento antes del partido, el trote de calentamiento antes que la carrera empiece. Esta vida es el preámbulo de la que viene.

Cuando medimos nuestro tiempo en la tierra, comparado con la eternidad, es como un abrir y cerrar de ojos, pero las consecuencias del mismo, duran para siempre. La manera en que definamos nuestra vida en esta tierra, determinará nuestro destino.

Nuestra ciudadanía en el reino de los cielos no depende de que nuestros padres hayan sido piadosos cristianos, porque la salvación no se hereda, ni de la religión que uno profese, ni de cuanto se sepa de religión, ni de cargo alguno que se ocupe en la estructura eclesiástica, por más elevados e importantes que sean, *depende fundamentalmente del hecho de nacer de nuevo*.

El nuevo nacimiento es un milagro de nuestro SEÑOR Jesucristo, que nos regenera y nos capacita para Su reino. Como hemos dicho, ¡no se hereda!

Es evidente que no lo puede dar la iglesia, ninguna iglesia. Es obvio que no proviene de un conocimiento teórico de la religión. Tampoco depende, como acabamos de decir, del puesto que ocupemos en la jerarquía eclesiástica, este maravilloso milagro sólo se produce cuando aceptamos por la fe a JESÚS nuestro SEÑOR como nuestro Salvador personal y le entregamos incondicionalmente nuestra vida. Ese fue el mensaje del SEÑOR a Nicodemo. [Juan 3].

Cuando le conocemos, Cristo nos hace libres. Cuando acudimos a Él, lo aceptamos como nuestro Salvador y accedemos andar en Sus caminos cumpliendo todos Sus mandamientos, se cumple lo dicho por el apóstol Juan,

“[…] conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

Trabajar para comunicar la verdad bíblica genuina, como obreros o congregación de sostén propio, no significa que estemos apostatando. Porque apostatar significa: ir en contra, desvirtuar, descalificar, menospreciar, cambiar, minimizar, metamorfosear  y mutilar esa preciosa VERDAD contenida en las Sagradas Escrituras.

Ser parte de la obra organizada denominacional, no nos da una experiencia espiritual superior, y ser parte de la obra de sostén propio congregacional también organizada, no nos convierte en cristianos de segundo nivel.

En ambas ramas de la obra los obreros necesitan estar en el proceso de santificación y transformación diaria a través de la comunión y la obediencia a los principios de DIOS.

Con todo ello, creo que se hace necesario mencionar que estamos convencidos de que la “Iglesia Adventista del Séptimo Día Libre” es una organización apegada a la fidelidad y lealtad a la verdad eterna e inmutable de DIOS.

En tal sentido, la verdad no la posee una sola y exclusiva iglesia o institución en particular, negativo, dice la Escritura que… [Jesucristo y Su Palabra representan esa verdad] (Juan 14:6 y Juan 17:17), y todo aquel, sea ministerio de sostén propio o miembro de iglesia organizada que honre la voluntad del Creador de los cielos y la tierra a través de la obediencia a Sus santos preceptos y mandamientos,  de igual manera, es pueblo de DIOS, y de paso, debemos recalcar y subrayar que la salvación es individual (1 Pedro 4:18).

DIOS no salva iglesias, concilios ni sanedrines, DIOS salva individuos que se apegan a Su verdad, de hecho, en el Juicio Investigador que se libra en estos momentos en el santuario celestial, se señala que “los libros fueron abiertos” en el cielo, (Daniel 7:10 y Apocalipsis 20:12) donde existen los registros de cada individuo que el Juez del universo revisará de manera unipersonal, no colectivos.

Entonces, decir que un creyente debe pertenecer a una denominación en particular, como única en el planeta, para salvarse, es una vulgar mentira y es caer en el mismo error que han caído los jerarcas de la Iglesia Católica Apostólica Romana, cuando sostienen que para salvarse, es necesario pertenecer a dicha organización, nada más lejos de la verdad. (Eso solo puede catalogarse como manipulación y chantaje).

DIOS tiene un pueblo hoy en día como lo tuvo en la antigüedad. Reseñan los Testimonios: 

“DIOS posee una iglesia. No es una gran catedral, ni la iglesia oficial establecida, ni las diversas denominaciones; sino el pueblo que ama a DIOS y guarda Sus mandamientos. […] Aunque Cristo esté aún entre unos pocos humildes, ésta es Su iglesia,  pues sólo la presencia del Alto y Sublime que habita  la eternidad puede constituir una iglesia”. (ATO. 28 octubre). 

La Biblia dice: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mateo 18:19-20).

En los peores momentos de apostasía, DIOS levantó hombres y mujeres fieles que llamaron a Su pueblo a volver a su DIOS. Y aunque reprendidos y castigados, DIOS los siguió considerando Su pueblo. Cuando Judá tenía un rey temeroso de DIOS y obediente a Su ley, la prosperidad material y espiritual se derramaba sobre ellos. Cuando su rey se apartaba de los caminos de la justicia y la ley, la maldad, la escasez y la miseria oprimían al pueblo.

DIOS no ha cambiado, y hoy en día nos llama a levantar los brazos de un liderazgo que activamente promueva un reavivamiento y una reforma en el pueblo de DIOS.

Debemos reconocer que tanto en los ministerios de sostén propio como en la obra fiel organizada denominacional, hay hombres y mujeres de DIOS, comprometidos con la verdad y deseosos de ver la obra finalizada para así apresurar la segunda venida de Cristo nuestro SEÑOR y ver el fin del gran conflicto. 

Y desde el punto de vista de alguna Organización Mundial, eso lo vemos a través del apoyo que le da la Iglesia Adventista del Séptimo Día Libre, a todas las congregaciones, que de manera autónoma, responsable y apegadas fielmente a los mandamientos de DIOS, desempeñan funciones que apoyan la obra de DIOS, dichas iglesia son de carácter congregacional (de sostén propio), es decir, no dependen ni reciben ningún tipo de salario o remuneración por parte de cúpulas ni Organizaciones eclesiásticas que se apropian de todo el recurso económico que manejan estas congregaciones, y que limitan considerablemente la oportunidad de que crezcan libres y espontáneamente para desempeñar la misión encomendada por DIOS, acción perjudicial que lo único que hace, es mantener un aparato administrativo burocrático,  inútil e ineficaz.

Sería una injusticia no reconocer la posición de la prolífica sierva de DIOS, Elena de White cuando también escribió lo siguiente:  

“El hecho de que alguno no obre en todas las cosas conforme a nuestras ideas y opiniones personales no nos justifica para prohibirle que trabaje para DIOS. Cristo es el gran Maestro; nosotros no hemos de juzgar ni dar órdenes, sino que cada uno debe sentarse con humildad a los pies de JESÚS y aprender de Él. Cada alma a la cual DIOS ha hecho voluntaria es un conducto por medio del cual Cristo revelará Su amor perdonador. ¡Cuán cuidadosos debemos ser para no desalentar a uno de los que transmiten la luz de DIOS, a fin de no interceptar los rayos que Él quiere hacer brillar sobre el mundo!”. [El Deseado de todas las gentes 405.3]. 

El mismo SEÑOR Jesucristo, no se unió al sanedrín de la época, y jamás impidió que otros predicaran en Su Nombre:  

"Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois  de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.” (Marcos 9:38-41).

Cada quien tiene el derecho de trabajar y desarrollarse conforme al llamado que DIOS le ha hecho. En ese sentido, si los hombres nos prohíben hacer esta obra, entonces podemos decir, como los apóstoles: 

"Juzgad si es justo delante de DIOS obedecer antes  a vosotros que a DIOS; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:19). 

Ante cualquier actitud de carácter antagónica, la nuestra más bien debe estar centrada y enfocada con el ímpetu de apoyar y coadyuvar a todo individuo u organización religiosa que cumpla y enseñe que los mandamientos de DIOS están vigentes por la eternidad y que se mantiene fiel a la voluntad de DIOS.

Esa es la verdadera unidad en el Espíritu. Unánimes en la verdad y la sana y auténtica doctrina, sin negarle el derecho a todo aquel que desee trabajar en favor de ese cometido, para no pasar a engrosar las filas de los que se perderán. 

Recordemos que la misma Santa Palabra hace referencia que para el final de los tiempos nuestro Señor  Jesucristo vendrá por un pueblo que guarda  los mandamientos de DIOS y tiene la fe de JESÚS.

Si examinamos bien el texto, podremos notar, que éste, no hace referencia de una denominación en particular, ni de colores, razas, linajes ni organizaciones eclesiásticas en particular, inequívocamente señala es a un pueblo, definidos por “guardar celosamente la fe y los mandamientos de DIOS”.   

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de DIOS y la fe de JESÚS”. [Apocalipsis 14:12].

Nuestra Visión y Misión 

 La Iglesia Adventista del Séptimo Día Libre “MONTAÑA DE ZIÓN”, existe para servir y honrar a DIOS y, en Su dependencia, proclamar al mundo Su verdad, integrar en su familia los que creen, reproducir en ellos el carácter de Jesucristo y equiparlos para Su servicio. 

Nuestro lema es:

“El tiempo es corto y el mensaje de la Verdad Presente, debe ser esparcido al mundo entero como hojas de otoño y con la sagacidad, la perspectiva y la velocidad de un águila”.

Un nuevo amanecer se aproxima a la humanidad y todo lo que escrito está en el Sagrado Libro se está cumpliendo al pie de la letra y con sorprendente precisión declarando que este mundo está llegando a su fin. Por tanto, el pueblo cristiano genuino que tiene fe y esperanza, se levanta y con voz de trompeta proclama el Clamor Final del Evangelio Eterno dando un llamado de arrepentimiento y misericordia a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos, anunciando el poder de la Gracia salvadora de Cristo y la perpetuidad de Su Santa Ley, a desvincularse radicalmente del sistema pagano llamado Babilonia, así como el anuncio de Su inminente retorno a esta tierra en gloria y majestad como triunfante Rey del universo sobre el pecado y la muerte.

Todo contenido en (Apocalipsis 14:6-12). 


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